Descubriendo el Poder de la Atención Plena: Las 7 ventajas de la Escucha Activa
Escuchar no se limita a una función biológica vinculada a la capacidad auditiva. Para comunicarse eficazmente con otros, es fundamental entender la diferencia entre oír y escuchar. Escuchar implica un esfuerzo consciente y voluntario para prestar atención a los sonidos que recibimos. La escucha activa trae consigo numerosos beneficios en nuestras interacciones con los demás.
Resumen
Oír significa percibir sonidos, mientras que escuchar implica prestar atención a esos sonidos.
Es posible oír sin escuchar, pero no se puede escuchar sin oír.
Para mejorar la comunicación con los demás, es esencial practicar la escucha activa.
La habilidad de la escucha activa puede ser desarrollada con entrenamiento.
Al dominar la escucha activa, podemos diferenciarnos significativamente de nuestros competidores.
7 ventajas de practicar la escucha activa
- Si sabemos escuchar, los demás sentirán la confianza para ser sinceros con nosotros.
- La persona que nos habla se siente valorada. Y esta es una de las formas más baratas y más sencillas de poner en práctica la motivación.
- Escucha tiene efectos tranquilizadores y facilita que se eliminen tensiones. Y esto es muy importante en ambientes laborales donde el estrés se está convirtiendo en el protagonista principal de las comunicaciones.
- Favorece una relación positiva con el interlocutor. Ya que sea que usted ocupe o no pun pesto directivo, siempre le servirá para fomentar unas buenas relaciones.
- Permite llegar al fondo de los problemas y no tomar las medidas de emergencia que, con el tiempo, son peor remedio que la enfermedad.
- Logramos respecto hacia nostros de la persona que nos habla. Pues el respeto es una de las cosas importantes en la vida, que «cuanto más se reparte, más se tiene».
- Es una recompensa para la persona con la que hablamos. De ahí que deba ser utilizada con prudencia cuando nos relacionamos con personas que tienden a hablar en exceso.
Los enemigos de la comunicación
Hay conductas que realizamos, algunas de forma consciente y otras totalmente inconscientes que impiden la comunicación. Por ejemplo:
- Interrumpir continuamente a la persona que nos habla.
- Juzgar cada comentario que nos hace.
- Ofrecer ayuda que no nos ha solicitado.
- · Quitar importancia a los sentimientos de la otra persona con expresiones como “no te preocupes por esa tontería” , “no te pongas así” , etc.
- · Contar “nuestra anécdota” cuando el otro aún está hablando.
- · Caer en el “síndrome del experto”: saber lo que debemos contestar cuando el otro no ha hecho más que iniciar un relato.
Cuando utilizar la escucha activa.
El empleo de las técnicas de escucha activa está especialmente indicado en situaciones de mucha tensión o cuando prevemos que vamos a ser interrumpidos con frecuencia.
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